Palabras que necesitan padrinos
Rara vez es noticia la lista de voces desaparecidas del Diccionario de la Real Academia Española, aunque varias de las que ya no figuran en la vigente edición sean tan sugerentes como "mulier", arcaísmo de mujer; "pontecilla", diminutivo de aquella época en que la palabra "puente" era de género femenino, o "deliramento" y "orgulleza", formas anticuadas de decir "delirio" y "orgullo".
Sin embargo, la excelente acogida que está teniendo la iniciativa de la Escuela de Escritores de Madrid y de la Escola d'Escriptura del Ateneo de Barcelona, en el caso del catalán-, de proponer a los hispanohablantes que apadrinen palabras en vías de extinción o, como se dice en su página web, "palabras obsolescentes", con motivo de la celebración del Día del Libro, trae de nuevo a la actualidad la suerte que corren en el Diccionario las voces que caen en desuso.
Miles de internautas están participando en este concurso, cuyo resultado se sabrá el próximo 23 de abril y en el que también hay "padrinos de honor": José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno, apadrina la palabra "andancio"; Mariano Rajoy, líder de la oposición, no quiere que se pierda "avatares"; y la ministra de Cultura, Carmen Calvo, elige "pundonor".
Aún es pronto para saber cuántas voces se suprimirán de la próxima edición del DRAE, prevista para el 2010. La decisión de eliminar palabras del Diccionario tienen que contar con la aprobación de las 22 Academias de la Lengua Española, igual que sucede con las incorporaciones.
Por una razón hay palabras que están llamadas a desaparecer del DRAE; muchos términos están ya en la UVI del idioma y las Academias de la Lengua de los países hispanohablantes, autoras del Diccionario, podrían certificar en breve su defunción. De momento, son artículos propuestos para ser suprimidos de la vigésima tercera edición, como puede comprobarse en la página de la RAE, en la que se actualiza periódicamente la última edición de esa obra de referencia, la de 2001.
De cualquier forma, las palabras nunca mueren. El Diccionario Histórico que preparan las Academias se encargará de acogerlas, por muy humildes derivados que sean, y contará su evolución a lo largo de los siglos.